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jueves, 4 de septiembre de 2014

Citas: Tokio blues, Haruki Murakami

"A partir de la noche en que murió Kizuki, fui incapaz de concebir la muerte (y la vida) de una manera tan simple. La muerte no se contrapone a la vida. La muerte había estado implícita en mi ser desde un principio. [...] Aquella noche de mayo, cuando  la muerte se llevó a Kizuki a sus diecisiete años, se llevó una parte de mí."

"Así pues, no tenía este punto en común con los demás, y leía mis libros a solas y en silencio. Los releía y cerraba los ojos y me llenaban de su aroma."

"-No me merezco una mujer así -decía Nagasawa.
Y yo estaba de acuerdo con él."

"Apagué la luz de la habitación, la desnudé despacio, con ternura; luego me quité la ropa. La abracé. Aquella noche de lluvia tibia no sentimos el frío."

"[...] 'Esto cuesta dinero', decían. Únicamente sabían quejarse. Siempre igual. Así que pensé en lo siguiente: 'Conoceré a alguien que me quiera con toda su alma los trecientos sesenta y cinco días del año'."

"Al poner en contacto nuestros cuerpos imperfectos, no hacemos más que contarnos lo que no podríamos contarnos de otro modo. Y así adquirimos conciencia de nuestras respectivas imperfecciones."

"Recuerdo con toda claridad el pequeño crujido que hacía al mordisquear el pepino. Las personas, al morirnos, dejamos atrás unos pequeños y extraños recuerdos."

"-Es posible. -Hizo dos o tres gestos afirmativos con la cabeza-. Por cierto, Hatsumi me ha dicho que le aconsejaste que se separara de mí.
-Lógico, ¿no te parece?
-Sí, tal vez.
-Ella es muy buena persona. -Tomé un sorbo de misoshiru.
-Ya lo sé. -Nagasawa suspiró-. Demasiado buena para mí."

"Todos esperaban que lloráramos. Pues razón de más para no hacerlo."

"-Me gustas, Midori.
-¿Cuánto?
-Me gustas como un oso en primavera.
-¿"Un oso en primavera"? [...]
-Imagina que paseas sola por un prado y se te acerca un osito con la piel aterciopelada y unos ojazos. De pronto el osito te dice: "¡Buenos días, señorita! ¿quiere usted rodar conmigo?". Entonces tú y el osito os pasáis el día entero rodando abrazados por una ladera sembrada de tréboles. Es bonito, ¿no?
-Muy bonito.
-Pues a mí me gustas tanto como eso."

"-En una caja de galletas hay muchas clases distintas de galletas. Algunas te gustan y otras no. Al principio te comes las que te gustan, y al final sólo quedan las que no te gustan. Pues yo, cuando lo estoy pasando mal, siempre pienso: 'Tengo que acabar con esto cuanto antes y ya vendrás tiempos mejores. Porque la vida es como una caja de galletas.'"

"-¿Por qué?-gritó Midori-. ¿Estás mal de la cabeza? Sabes el modo condicional de los verbos ingleses, entiendes las progresiones, puedes leer a Marx... ¿Por qué esto no lo entiendes? ¿Por qué me lo preguntas? ¿Por qué le haces decir esto a una chica? Rompí con mi novio porque me gustas más que él."

"No te reprimas por nadie y, cuando la felicidad llame a tu puerta, aprovecha la ocasión y sé feliz."

"Cuando murió Kizuki aprendí una cosa. Quizá me resigné a hacerla mía: "La muerte no se opone a la vida, la muerte está incluida en nuestra vida."

"-Las cartas no son más que un trozo de papel. Aunque se quemen, en el corazón siempre queda lo que tiene que quedar; por más que las guardes, lo que no debe quedar desaparece."

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